Los apicultores son los primeros en comprobar la alarmante desaparición de las abejas. Además de la mortalidad de las abejas, a veces estos profesionales o aficionados deben enfrentarse a actos de vandalismo o al robo de sus colmenas.
En estas condiciones, es crucial poder anticipar los problemas de una colmena. De media, un apicultor debe visitar sus colmenas diez veces al año. Estos controles regulares no siempre permiten detectar a tiempo un posible problema. También
